Un día más

Suena el despertador a las ocho menos veinte, mi cuerpo está como inherte estirado en la cama, me cuesta moverlo, la cabeza me duele, la garganta y el oido se fusionan en un mismo dolor agudo y punzante, las fosas nasales parecen de corcho; creo que tengo una gripe de órdago.
La asumo con valentía y arranco el nórdico de mi cama, el frio de la habitación me obliga a levantarme deprisa y a vestirme de camino al cuarto de baño, me lavo la cara con agua bien fría, como si fuera el remedio para espavilarme, algo de efecto hace, pero no el que esperaba.

Levanto a Aina, deprisa como siempre.
-Venga, cuqui que es la hora, arriba!
-No mami, hoy no hay cole, es sabado, a que si?
-No mi vida, es martes, pero mañana no hay cole...anda levántate.

Mientras le hago el desayuno, lee un cuento y me apresuro, por que no se por que razón, el reloj siempre conspira en mi contra.
Cogemos el coche y nos dirigimos al colegio, bueno un golpe de suerte...un aparcamiento, ya es raro, si pudiéramos nos aparcaríamos unos encima de otros. La dejo en la puerta de clase y con su pequeña manita me dice adiós y me regala un beso que atraviesa el cristal del ventanal.

Vuelvo al coche, no se si quedarme un rato y aprovechar el golpe de suerte, para deleitarme con el trocito de acera, mejor no, seré prudente y cederé el sitio a cualquiera de los que vienen tarde.

Me voy a a oficina y empieza un día más...

"Cada día es una pequeña vida."
Quinto Horacio Flaco